Acciones climáticas de Acción contra el Hambre
En Zambia, cerca del 60 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. El país tiene altas tasas de desigualdad, y muchas personas luchan cada día por alimentarse a sí mismas y a sus familias. Zambia sufre una de las peores crisis de seguridad alimentaria del mundo. Un 35 % de los niños menores de cinco años padecen de desnutrición crónica. Las madres, que se dan cuenta de que su hijo corre el riesgo de morirse de desnutrición, a menudo tienen que caminar varios kilómetros para llegar al centro de salud más cercano.
Acción contra el Hambre gestiona centros de tratamiento en varios países africanos. Nuestro personal trabaja duro cada día para lograr que todos los niños se recuperen. Estos centros de salud son esenciales, pero ningún niño debería tener que enfrentarse a niveles de desnutrición tan peligrosos.
Queríamos colaborar estrechamente con las comunidades de Zambia para mejorar su capacidad de resistencia y garantizar su sostenibilidad. Sabíamos que, si les ayudábamos a identificar sus prioridades en materia de nutrición y a reforzar su seguridad alimentaria, estarían en mejores condiciones de invertir para encontrar soluciones para toda la comunidad. Así nació Seeds of Hope.
El principal objetivo de Seeds of Hope es prevenir el hambre causada por el cambio climático. Las temperaturas están subiendo en todo el mundo y varios países africanos se enfrentan a graves trastornos climáticos que van desde inundaciones repentinas a sequías plurianuales. El programa ha sido diseñado para hacer frente a estos retos a lo largo de los próximos diez años y proporcionar a las comunidades las herramientas que necesitan para prosperar.
Nos basamos en la adaptación al clima, en la agricultura de conservación y en redes locales innovadoras e inteligentes frente al clima para prevenir el hambre.
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Acciones climáticas de Acción contra el Hambre
A la vista de los numerosos debates e iniciativas en marcha tras el estallido de la guerra en Ucrania y, en particular, los relativos a un plan de emergencia para la seguridad alimentaria (Food and résilience mission), Acción contra el Hambre (ACH) desea compartir su análisis de los impactos ya en curso en los lugares donde opera y los elementos que han de tenerse en cuenta en estas iniciativas internacionales.
El primer objetivo de cualquiera de las respuestas debe ser un apoyo efectivo e impactos positivos, a corto y largo plazo, para las poblaciones amenazadas por el empeoramiento de la inseguridad alimentaria. Estas iniciativas deben incluir un refuerzo de determinados mecanismos ya existentes y provocar una transformación en profundidad de nuestros sistemas alimentarios para ayudar y aliviar a las personas que padecen hambre.
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Acciones climáticas de Acción contra el Hambre
Existe seguridad alimentaria cuando todos los seres humanos tienen, en todo momento, la posibilidad física, social y económica de obtener una alimentación suficiente, sana y nutritiva que les permita satisfacer sus necesidades y preferencias alimentarias para llevar una vida sana y activa.
La seguridad alimentaria se basa en cuatro pilares fundamentales: la disponibilidad, el acceso, la utilización y la estabilidad. La «disponibilidad» hace referencia a la disponibilidad de alimentos en cantidad suficiente y de calidad adecuada, cuyo suministro esté garantizado por la producción nacional o las importaciones (incluida la ayuda alimentaria). El «acceso» hace referencia al acceso físico y económico, mientras que el pilar de la «utilización» incluye la calidad del agua, la higiene, la calidad nutricional y el reparto de los alimentos dentro del hogar a la hora de comer. Por último, la «estabilidad» se alcanza cuando las otras tres dimensiones son comprobadas a lo largo del tiempo.
Aún hoy, 735 millones de personas en el mundo viven en una situación de inseguridad alimentaria.
Esta cifra no ha dejado de aumentar en los últimos años. En todo el mundo, 148 millones de niños menores de 5 años padecen retraso del crecimiento¹. La lucha contra la desnutrición debe ser una de las prioridades políticas si queremos acabar de una vez con esta lacra.
Los conflictos y los problemas de seguridad son una causa directa de la inseguridad alimentaria. Los conflictos pueden provocar la destrucción de superficies agrícolas y de granjas, principales factores de la existencia de producción y medios de vida de las poblaciones. El hambre se utiliza en estos casos como un arma de guerra. Una práctica denunciada por las ONG como Acción contra el Hambre y condenada por el Consejo de Seguridad de la ONU a través de la resolución 2417 adoptada en 2018.
Los conflictos también provocan desplazamientos masivos de población. Estos problemas de seguridad obligan a la población a abandonar sus tierras, su ganado y, a menudo, sus fuentes de ingresos y de alimentos, lo que les sume en una gran precariedad, sin recursos económicos ni alimentarios.
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Acciones climáticas de Acción contra el Hambre
Cerca de 735 millones de personas siguen padeciendo hambre hoy en día. 148 millones de niños menores de cinco años padecen retraso del crecimiento y 45 millones desnutrición aguda.
Mientras que la desnutrición afecta a más de la mitad de la población, el cambio climático es una amenaza adicional para la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables. Las sequías, las inundaciones y los fenómenos meteorológicos extremos tienen un impacto directo en las comunidades.
No obstante, existen soluciones eficaces. Acción contra el Hambre lleva a cabo intervenciones en materia de salud y de nutrición para mujeres y niños con el fin de romper el círculo vicioso intergeneracional de la desnutrición.
Acción contra el Hambre presta especial atención a la formación de los trabajadores locales con el fin de garantizar la autonomía de las misiones de gestión y tratamiento de la desnutrición a nivel nacional. Por otra parte, tenemos en cuenta la calidad y la naturaleza de los cuidados prestados a los niños dentro de las familias y de la comunidad. Por tanto, nuestros programas incluyen el fortalecimiento de las prácticas de cuidado infantil y de la relación entre padres e hijos, que permitan que los niños se desarrollen física y mentalmente.
Comprender las causas profundas de cada crisis que conduce a la desnutrición es esencial para diseñar y aplicar un programa de alimentación eficaz. Acción contra el Hambre aprovecha toda su experiencia técnica en nutrición y salud, en seguridad alimentaria y en agua potable y saneamiento para analizar lo mejor posible cada situación y permitir que los pacientes recobren una buena salud.
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Acciones climáticas de Acción contra el Hambre
En tan solo unos meses, las fuertes lluvias se han cobrado muchas vidas y han dañado y destruido infraestructuras públicas. Cerca de 2,3 millones de viviendas han quedado destruidas, principalmente en las provincias de Sind y Baluchistán.
En Baluchistán, provincia situada en el suroeste de Pakistán, fronteriza con Afganistán, el índice de inseguridad alimentaria era ya muy elevado, con un 41 % de la población en situación de crisis y emergencia (CIF). Esto se debía a varias razones, entre ellas las olas de calor del primer semestre de 2022, seguidas de fuertes lluvias monzónicas e inundaciones a partir de julio, que provocaron una desastrosa producción agrícola y grandes pérdidas de ganado. Esta catástrofe también reforzó las preocupaciones en materia de seguridad alimentaria, ya que el impacto de las inundaciones en la agricultura fue especialmente grave (OCHA).
Además, desde el mes de diciembre, la gente vive en condiciones invernales difíciles, algunos sin cobijo y con lo mínimo para vestirse o alimentarse. El país, donde el 64 % de la población vive en zonas rurales y se gana la vida con la agricultura, va a tener que restablecer su equilibrio económico. La reconstrucción a largo plazo es, por tanto, una cuestión crucial para el país, pero las personas afectadas por las inundaciones también deben poder recibir ayuda inmediata para sobrevivir y crear medios de subsistencia alternativos y sostenibles. Este proceso debería incluir el refuerzo de las infraestructuras de riego y drenaje existentes, la construcción de nuevas viviendas resistentes a las inundaciones y la ayuda a los pequeños agricultores para que desarrollen prácticas más innovadoras y resistentes a los riesgos climáticos con el fin de mejorar la producción.
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